Bases de facilitación para enfoques participativos

La semana pasada se publicó un post donde se reseñó la organización del Taller “bases en facilitación de talleres participativos”. Para los que deseen profundizar en los contenidos de esta actividad, se publica un resumen de cada una de las tres mañanas en las que se desarrolló este taller.

Día 1: bases de facilitación Inicia la jornada con un ‘Rompehielo’ que permitió a los asistentes conocerse y compartir una información relevante de su trabajo,  mientras comprendían la importancia de instalar un taller a una audiencia.

  • Rompehielo: es una actividad corta que permite que varias personas dentro de un nuevo grupo se conozcan mejor, se sientan más cómodos con la discusión que se va a iniciar o establecer relaciones para el resto de la reunión. Romper el hielo también puede ser utilizado si un grupo de personas que ya se conocen bien pueden sentirse avergonzados al abordar o hacer frente a un tema difícil o nuevo juntos.

Después de presentar la agenda de ese día, se llevó a cabo un ‘café mundial’ en el que los participantes, divididos en grupos, respondieron a la pregunta ¿Cuándo es importante tener un facilitador? Vivenciar esta metodología les permitió a los participantes ver cómo se hace visible el conocimiento colectivo a través de la conexión de diversas perspectivas sobre un tema en común. Sin embargo, también quedó claro que este tipo de actividad no es adecuada para un proceso de toma de decisiones.

  • Café mundial: es una metodología que crea redes de diálogo colaborativo en el que un grupo se subdivide en varias mesas de trabajo (en un ambiente similar al de un café) para contestar una pregunta dada por el facilitador. Cada determinado tiempo, los participantes cambian de lugar a otras mesas, excepto uno que sirve como anfitrión a los demás. Los anfitriones dan la bienvenida a quienes llegan a sus mesas y comparten con ellos lo esencial de las conversaciones mantenidas en esas mesas hasta el momento. Los recién llegados, por su parte, relatan los temas de las conversaciones que han sostenido hasta entonces y luego continúan conversando en la mesa; de este modo, la conversación gana en profundidad a medida que avanza la ronda.

Ahora bien, la información obtenida del ‘café mundial’ debe retroalimentarse, en este caso se hizo una plenaria para escuchar las intervenciones mediante una actividad denominada ‘Pop Corn’, que hace referencia a la preparación de las palomitas de maíz: cada persona que quiere intervenir levanta su mano y hace sus aportes, lo que permite que las ideas vayan fluyendo mientras un co-facilitador va tomando apuntes.

Grupos de investigadores de diversas disciplinas pusieron en práctica ejercicios básicos de facilitación

 

Dentro de los aportes que dieron los asistentes se encontraron visiones diversas sobre cuando es importante tener un facilitador, entre las que se encontraron: cuando el público de un taller es heterogéneo, cuando es necesario discutir proyectos, cuando se deben plantear procesos participativos para una toma de decisiones, cuando es necesario resolver conflictos dentro de un grupo, cuando se quiere mejorar el proceso de planeación de actividades, entre otras. El día 1 se complementó con ejercicios de escucha activa, con el que los participantes practicaron tres acciones fundamentales que hace un buen facilitador: parafrasear, profundizar y resumir. Estas habilidades resultan importantes en los talleres pues ayudan a enfocar objetivos puntuales, coordinar el trabajo en equipo, intercambiar ideas y conocimiento, establecer límites en el uso de la palabra y clarificar los mensajes expresados. Esta primera jornada finalizó con una reflexión sobre el uso del papelógrafo como herramienta fundamental de facilitación, mediante el análisis de algunos elementos clave como el tamaño, la letra, el uso de mayúsculas, los colores, marcos, número de páginas, varios marcadores en la mano, final de página, uso de símbolos, rollo final con título de la sesión y otros trucos prácticos que seguramente serán de mucha utilidad para aquellos que están iniciando su camino en la facilitación de talleres y reuniones.

“De una manera muy didáctica, el taller de facilitación nos brindó herramientas que nos permite dar y obtener información relevante de grupos e individuos con distintas características” Mayra Alejandra Orrego, investigadora DAPA.

Es importante mencionar que un taller puede ser facilitado por una, dos o varias personas que conforman un equipo de facilitación. Lo clave es asignar roles y responsabilidades. Decidir quién va a hacer qué para cada sesión y para cada día. Los facilitadores pueden preferir diseñar y conducir las sesiones en parejas para apoyarse. Es útil clarificar el papel de los “otros” facilitadores cuando no están haciendo trabajo de facilitación. Vea más fotografías del día 1 del taller, haciendo click aquí. Vea un video del día 1 del taller, haciendo click aquí. Espere en un próximo post la publicación del resumen de contenidos del segundo y tercer día del Taller.